Europa
Hace poco menos de un siglo, en su obra magna “La decadencia de Occidente” (The Decline of the West), Oswald Spengler, un filósofo alemán, trató de abarcar la historia de la humanidad. Como era de esperar, sus pensamientos no produjeron una lectura ligera.
Aunque en el clima actual, su punto de vista pesimista le hace sentido a muchos, tenemos que admitir que no compartimos sus puntos de vista. ¿menosprecio? ¡De ninguna manera! ¡Los pesimistas se han equivocado! A pesar de los problemas del continente, Europa esta haciendo mejor cerveza que nunca.
Algunos de nosotros estamos esperando a Valhalla, otros están listos para el Nirvana, y hay unos cuantos que quieren ganar su pasaje al cielo. Pero la mayoría de nosotros sabemos que podemos experimentar el cielo en una gran roca del espacio llamada Tierra. Para nosotros, el cielo tiene muchos nombres diferentes: es una brouwerij o brasserie, otros la llaman brewery, birrificio, pivovar, cerveceria o brauerei…. Cualquiera que sea el nombre, nuestro cielo en la tierra es un lugar donde elaboran cerveza.
Europa ha sido, y sigue siendo, el territorio cervecero más emocionante del planeta. Aquí encontrarás los países con las tradiciones cerveceras más grandes del mundo: Bélgica, Alemania, el Reino Unido y la República Checa. También puedes agregar algunas de las nuevas revelaciones de la cultura cervecera: Holanda, Francia e Italia, por ejemplo. Los equipos en las cervecerías también están burbujeando en la periferia: la cerveza está caliente en el frío norte y lúdica en él antiguo Bloque Oriental. En resumen: todo el sector cervecero europeo está en llamas.
La cultura cervecera belga incluso ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial Intangible.
La diferencia entre la cultura cervecera y las cervezas en sí es importante. Aunque el premio es por algo intangible, nos alegra que la cerveza sea tangible y podamos saborearla y disfrutarla. Y, después de todo, sin cerveza no habría cultura cervecera.
La UNESCO está convencida de que la cerveza hace su valiosa contribución cultural al unir a las personas. Aquí radica el poder intangible pero muy real de la cerveza: unir a las personas en torno a algo que tienen en común, que sienten que es importante y que pueden compartir.
Estos impulsos también se encuentran en el núcleo de una Europa que se basa en la Era de la Ilustración y en el humanismo. La ideología humanista tiene en su centro valores como la autodeterminación, la igualdad de trato, la tolerancia, el sentido de comunidad y la responsabilidad por las propias acciones. Podemos tomar estos valores y utilizar la cultura cervecera para ayudar a guiar una Europa humana y unida, así como un refugio internacional para quienes van de un país a otro y de un idioma a otro.
Es a través de un buen vaso de cerveza que las mejores ideas cobran vida, se hacen negocios y se resuelven las disputas. Un vaso de cerveza afloja la lengua. Te inspira a cantar, bailar y filosofar. Claramente, la cerveza, el lubricante social y el desbloqueador mental están conectados a este espíritu humanista. O, para decirlo de otra manera: la cerveza es un pegamento universal que puede unir a las comunidades. La cerveza actúa como un símbolo para la unión: incorpora las alegrías de la vida y sirve como un arma contra los pesimistas culturales.
¡Si me lo preguntas, a Oswald Spengler le habría resultado mucho mejor estacionar su trasero en un taburete de un acogedor café marrón para enderezar el mundo con una o dos pinta encantadora!