Unos años después, tuve el honor de ser invitado como juez, y eso me abrió un mundo completamente nuevo. Los belgas son maestros en el arte de la cerveza como nadie más. Entienden cada paso del proceso, cada matiz. Hablar con ellos es darse cuenta de que la cerveza no es solo algo que hacen, es parte de quienes son. Quizás por eso han perfeccionado también el arte de la hospitalidad, porque comprenden lo esencial que es en nuestra industria.