Queridos amigos y colegas,
Hace unos 10 años me animé a participar en el Brussels Beer Challenge por primera vez. Comencé como cervecero, hombro a hombro con algunos de los mejores del mundo. Para mi sorpresa, incluso nos llevamos algunas medallas en el camino. Pero no fue lo único que me marcó; lo que realmente se quedó conmigo fue la experiencia en sí, una que me ha mantenido regresando por más.
Unos años después, tuve el honor de ser invitado como juez, y eso me abrió un mundo completamente nuevo. Los belgas son maestros en el arte de la cerveza como nadie más. Entienden cada paso del proceso, cada matiz. Hablar con ellos es darse cuenta de que la cerveza no es solo algo que hacen, es parte de quienes son. Quizás por eso han perfeccionado también el arte de la hospitalidad, porque comprenden lo esencial que es en nuestra industria.
La hospitalidad en Bélgica es algo especial. Todos disfrutan de la buena comida, y es difícil encontrar algo mediocre. Y cuando se trata de beber, no es solo cuestión de emborracharse, sino de saborear algo que está profundamente arraigado en su cultura. Cada sorbo es mucho más que una bebida; es un enriquecimiento cultural, un lubricante social (como dijo un amigo alguna vez), una nueva amistad, un recuerdo familiar, y mucho más.
Por eso he vuelto al BBC durante tantos años. Captura todos estos valores, y trabajan incansablemente para mantener ese nivel. Bélgica siempre me llama de vuelta, y siempre intento responder.
En los últimos dos años, he tenido el privilegio de ser el embajador del BBC para las Américas. Ha sido un viaje increíble, compartiendo los momentos y recuerdos que esta competencia me ha dado.
Así que, si eres cervecero, juez o dueño de una cervecería, déjame decirte esto: el Brussels Beer Challenge es algo que tienes que vivir al menos una vez. No es solo una competencia; es un viaje.
Espero verlos allí.