Latinoamérica brilla con fuerza en la World Beer Cup 2025

Cerveceros latinoamericanos celebrando en la World Beer Cup 2025

Cuando empecé a hacer cerveza, como muchos, soñaba con algún día ganar una medalla en la competencia más importante de todas: la World Beer Cup. Aunque hoy esas medallas no llevan mi nombre ni el de mi cervecería, cada vez que una cervecería latinoamericana sube al escenario, lo siento como propio. Porque detrás de cada premio hay una historia que conozco bien: la del que empezó en una olla prestada, la del que fermentó en un closet, la del que creyó que sí se podía.

A lo largo de mis 15 años como juez de cerveza, he visto surgir competencias increíbles en distintos países y culturas, cada una con su identidad, su comunidad y su valor. Pero hay una que, cada vez que llega, logra encender algo especial: la World Beer Cup. No importa cuántas veces participe: su escala, su energía y su capacidad de reunir al mundo cervecero en un solo lugar siguen siendo profundamente inspiradoras.

Aunque no me tocó verla nacer, he tenido el privilegio de formar parte de varias ediciones como juez. Y les puedo asegurar que, cada año, cuando llega el momento de ponerme la chaqueta oficial, saludar a colegas de todo el mundo y sentarme frente a una mesa de cata, se me dibuja una sonrisa. No solo por el honor de estar ahí, sino porque cada vez somos más los que llegamos desde América Latina. Y eso emociona.

Más jueces, más medallas, más orgullo

Uno de los cambios más bonitos que he presenciado es el crecimiento de la participación latinoamericana. Más jueces, más acentos familiares en la sala, más cervezas que cruzan fronteras y llegan a lo más alto. Cada año, ver una bandera de nuestro continente subir al escenario emociona como si fuera la primera vez.

Y este 2025 no fue la excepción. Entre más de 8.300 cervezas inscritas y 265 jueces de 37 países, las cervecerías latinoamericanas dijeron presente… y dejaron huella.

Algunos protagonistas que nos llenaron de alegría

Desde Perú, Cervecería 7 Vidas volvió a brillar con una medalla más en su historial. Si alguien duda del trabajo y la constancia, basta con mirar su trayectoria.

Argentina celebró de la mano de Cervecería Kürüf, que llevó una medalla de oro a la Patagonia. Un premio que sabe a esfuerzo y amor por la birra bien hecha.

Brasil fue pura potencia gracias a 277 Craft Beer, que sumó nada menos que dos medallas de oro, demostrando que la escena brasileña está más fuerte que nunca.

Chile, aunque no subió al podio con una cervecería propia este año, sí lo hizo uno de los suyos. Óscar Garrido, reconocido por su trabajo en Granizo, hoy lidera la producción en Phantom Farms Brewing, una joven cervecería de Rhode Island, EE.UU., que se llevó la medalla de plata en la categoría Specialty Saison. Un reconocimiento que, aunque se entrega lejos de casa, también habla del talento cervecero chileno que hoy deja huella en el mundo.

Y por supuesto, México, país ya habitual en los podios, volvió a destacar con Cervecería Insurgente, reafirmando que su cerveza sigue dejando marca.

Nada de esto es casualidad

Las medallas no caen del cielo. No hay golpes de suerte en un escenario como este. Cada reconocimiento es fruto de años de trabajo silencioso: de quemar lotes, ajustar recetas, lavar fermentadores y levantarse al día siguiente para hacerlo mejor.

Por eso, mi más sincera felicitación a cada cervecería premiada. Y también a las que no ganaron, pero se atrevieron a enviar sus muestras y someterse a la evaluación. Solo estar acá, ya es mucho.

Y lo mejor: esto recién comienza

Lo que viene para la región es grande. Ya no somos “la promesa”. Somos parte del presente.
Estamos en las salas de jueces, en las listas de ganadores, en las conversaciones que importan. Y eso, créanme, se siente.

Nos vemos en la próxima copa. Con más birras, más historias por contar y más razones para levantar el vaso con orgullo.

¡Salud, y felicitaciones a todos los campeones!


Chimay Dorée