En un mercado tan exigente como el actual, destacar con una marca de cerveza se resume en una palabra clave: "Calidad". ¿Qué marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso? Nuestro enfoque en la calidad. Pero la calidad no se trata solo de ingredientes atractivos como nuevos lúpulos, maltas y levaduras. Va mucho más allá. Se trata de medir, controlar y perfeccionar cada aspecto de nuestro proceso de producción.
¿Por dónde empezar? Considera mediciones analíticas esenciales: temperatura, densidad y pH del mosto durante la fermentación. No necesitas equipo sofisticado, solo un termómetro, hidrómetro y pH-metro. ¡Con "curvas de fermentación" para cada lote, avanzarás hacia la consistencia que deseas! Para un paso más allá (y una inversión mayor), puedes gestionar tu levadura. Esto requiere un equipo menos básico, como un microscopio, hemocitómetro y azul de metileno. Y si buscas la excelencia, construir tu propio laboratorio es la meta, con incubadora y baño de agua de laboratorio. ¡No olvides un medidor de oxígeno disuelto para asegurarte de que tu cerveza sea clara y fresca!
Recuerda que tus equipos e instrumentos siempre necesitarán un mantenimiento y calibración adecuados, pero eso es un tema para otro día...
Finalmente, no subestimes el poder del análisis sensorial constante de tus materias primas, procesos y productos . Es el último chequeo antes de que tu producto salga al mercado y es ¡GRATIS! Tu nariz puede revelarte secretos que ni te imaginas... La calidad es la clave, y cada detalle cuenta. ¡Sigue esforzándote por la excelencia cervecera!