Ser responsable de diversidad e inclusión en Sudamérica es un honor para mí. Como mujer y como líder, soy plenamente consciente de que debo utilizar el espacio que ocupo y mi lugar de palabra para promover acciones afirmativas en favor de otras mujeres. Debemos ofrecer igualdad de oportunidades y herramientas de desarrollo para que otras mujeres puedan avanzar en sus carreras. Si pudiera utilizar una analogía, sería un partido de fútbol. ¿Cómo podemos nivelar el campo para que las oportunidades de gol sean justas para ambos equipos? Y una vez en el juego, ¿cómo hacemos que estas personas se sientan parte? ¿Cómo podemos hacer que tengan voz? ¿Que se sientan respetados y valorados?
Hablar de diversidad e inclusión es hablar de oportunidades y de equidad. En los últimos años, las personas y las empresas han tomado mayor conciencia sobre impulsar de forma constante el entorno inclusivo donde cada uno puede crecer y prosperar. Sin embargo, aunque representan el 52% de la mano de obra en América Latina, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en las grandes organizaciones, especialmente en los puestos de dirección. Por eso es muy necesario que las compañías se comprometan con objetivos reales de inclusión.
En este sentido, desde Ball Corporation hemos tomado tres caminos que esperamos nos entreguen buenos resultados a la fecha. En primer lugar, nos comprometimos a aumentar en un 20% el número de mujeres en puestos directivos y técnicos, áreas que siguen siendo predominantemente masculinas, y estamos trabajando duro para conseguirlo. Pero, para que tengamos éxito, tenemos que romper los prejuicios inconscientes y los estereotipos de género y tenemos que dejar claro que las mujeres deben y pueden ocupar todos los espacios de poder en la sociedad.
Segundo, creemos que, además de ofrecer las herramientas de desarrollo necesarias, es importante trabajar en el empoderamiento y la sororidad de las mujeres para que puedan ocupar su lugar de protagonismo. Como iniciativa de diversidad e inclusión, tenemos el Power of Choice, un programa para el desarrollo de mujeres líderes en el que se les reta a tomar el control de sus carreras. Además, contamos con un programa de tutoría destinado a formar a los líderes del futuro, una especie de canalización del talento.
En tercer y último lugar, otra iniciativa que nos ayuda a dar voz a nuestras mujeres y a promover un sentimiento de pertenencia e inclusión es la Red Ball, un grupo de afinidad femenino que reúne a más de 100 empleados. Con el lema "Juntos llegamos más lejos", este grupo piensa en acciones de inclusión para las mujeres de Ball, desde sugerencias de desarrollo profesional hasta acciones de impacto en la comunidad donde operamos.
Uno de los logros más importantes de la compañía hasta el momento es haber aumentado en más de un 30% la presencia de mujeres en las áreas de producción de Sudamérica. Tenemos la fábrica de Ball más diversa del mundo y formamos a más de 300 líderes en liderazgo inclusivo, ya que entendemos que es imprescindible para crear un ambiente cálido y de comodidad para que todos los colaboradores puedan expresarse.
Queremos hacer de Ball un lugar que acoja a todo tipo de mujeres, de diferentes razas, etnias, acentos y colores. Queremos asegurarnos de que tienen voz, de que se les respeta, valora y acoge, y de que tienen acceso a las herramientas y al desarrollo que necesitan para prosperar en sus carreras.
Para el futuro, queremos llevar la diversidad y la inclusión más allá de Ball. Queremos acelerar el cambio social que queremos ver. Como organización, entendemos nuestro papel social para tender puentes, salvar diferencias, debatir sobre las funciones y los privilegios y ofrecer oportunidades. Creemos que una sola oportunidad puede cambiar destinos y vidas.